La revolución molecular disipada como método de represión contemporáneo

Nacional

Hoy más que nunca los pensadores deben señalar el peligro que se asoma, ya que incluso  la sutileza de los colores de las mañanas aciagas que nos ocurren  expresada por la voz de  un niño quiere ser aplastada.
5 mayo, 2021

En un guiño en lo que parece a Deleuze y Guattari, el comensal principal  de todas las mesas de poder de país y mayor político investigado del país, el señor Uribe, ofrece una lectura sociopolítica del país asegurando que las fuerzas de la extrema izquierda  a partir de pequeñas células organizadas en las ciudades quiere tomarse el poder originando focos de movilización contra gubernamentales.

Omite  de forma usual en los asaltos a la lógica que de forma premeditada suele tener que la reforma “solidaria sostenible” es el motivo de movilización no la toma del poder por parte de la mayoría de marchantes, de haber intereses revolucionarios ciertamente estos pueden serle más funcional a esa retórica, pero la indignación popular genuina brota de una afrenta a las populares y eso incluye a la clase media trabajadora, la cual ha querido inclusive no sólo jugarle  de jugarle a esa rancia división izquierda derecha que ha divido un horizonte de la humanidad, sino buscar dignificar su vida bajo los medios legales y legítimos de ascensión social.

Dicha noción priva de manera radical el derecho a la participación política en medio de la oposición que pueda buscar simplemente bajo el ejercicio de la democracia representativa liberal. El extremismo de la cabeza del poder político gubernamental quiere cortar el árbol de la democracia y tiene todos los pretextos para ello y más aún un aparato teórico que se afana en una pretensión totalitaria. De dicha noción se puede desprender toda suerte de tipificaciones que aún no cobran forma frente a la cultura política, la quimera asoma su nariz y recrea el discurso del control y la represión.  Por ende, hoy más que nunca los pensadores deben señalar el peligro que se asoma, ya que incluso  la sutileza de los colores de las mañanas aciagas que nos ocurren  expresada por la voz de  un niño quiere ser aplastada.

A %d blogueros les gusta esto: