Las últimas declaraciones del Diputado Andrés Guerra, en vez de generar controversia y obtener likes, generan más bien indignación.
Indignación por observar que las estrategias para desprestigiar al gobierno de Daniel Quintero, se pasan de la raya, de la línea de la coherencia y generan una estigmatización total hacia un grupo social, que tiene que cargar con el rechazo y las amenazas, que generan los comentarios irresponsables de los políticos que decidieron ganar popularidad, repitiendo discursos falaces y lanzar improperios que acallen la necesidad del protagonismo que les es esquivo.
No tengo ninguna duda que la primera línea de los bandidos son pagados, muchos de ellos son parte de las barras bravas de Nacional y Medellin y reciben orientación de gente muy cercana a la administración de @QuinteroCalle. Su gran objetivo es acabar la confianza de los paisas.
— Andrés Guerra Hoyos (@andresguerraho) June 30, 2021
No señor Guerra, no podemos salir un día, así de la nada, a señalar grupos y personas que vienen trabajando tantos años para cambiar la precepción errónea que se tiene de ellos, no podemos tirar al traste los esfuerzos de los jóvenes por encajar, por pertenecer, por ser incluidos en una sociedad que cada día les cierra la puerta de un portazo.
No se vale, señor Guerra
No podemos señalar de violentos a los jóvenes que se reúnen, concilian y llegan a consensos para eliminar la violencia del futbol, que se reinventan para que personas como usted, entiendan que no se vale jugar con la vida de los demás.
No se vale señor Guerra, que en su afán por figurar y convertirse en una figura representativa (Cosa que no ha logrado), enlode, pisoteé y ensucie el trabajo que por años se viene realizando entre las barras de Nacional y Medellín.
Inclusive, debería aprender de ellas, que ningún partido (de futbol o político) vale más que la vida y la ética, debería aprender de ellas, que los fracasos, la impotencia y el dolor por la pérdida, se dejan en el estadio.